Algunas empresas por cuestión de rentabilidad en unas ocasiones, o por garantía profesional en otras, precisan de un servicio más avanzado que la contabilidad y la gestión de tributos, que incluya la administración ordinaria del negocio con tareas como la gestión de pagos e ingresos, facturación, relaciones con proveedores, gestión de archivo o incluso servicios de recepción y secretariado.